La carne en la iglesia de Gálatas
La carne en la iglesia de Gálatas
Uno de los textos preferidos para hablar de la carne y sus obras está en Gálatas 5. Pero pensando bien, ¿esto no debería estar en Corintios? Una iglesia con inmoralidad sexual, divisiones, desorden, etc. Pero no, está en Gálatas, cuya situación no era la misma que la de Corinto. Los problemas de los gálatas, al menos por fuera, eran mucho menores. Ellos habían desarrollado su confianza en el cumplimiento de la ley. Entonces, ¿por qué Pablo advierte de la carne en sus expresiones dañinas?
La respuesta:
Porque la carne es una sola: poderes energéticos que operan por medio de las cosas de este mundo, de lo terrenal.
Cuando una persona se mueve por poderes terrenales —sea para hacer yoga, meditar o incluso orar— está llena de las mismas energías que dan forma a la codicia, la fornicación, las divisiones, los gritos y las peleas. Aunque las formas de la carne varían, ya sea en religiosidad y moralidad, o en robar y matar, al final es la misma fuerza moviéndose dentro de uno.
Solo es cuestión de que exista el estímulo para que esa fuerza pase de orar a violar y abusar de un niño.
Por eso entendemos que en los círculos religiosos es donde más abundan los escándalos de corrupción con dinero, la doble moral y los problemas de inmoralidad sexual.
Cuando Pablo les presenta la lista de las obras de la carne a los gálatas, les está diciendo: ustedes, en cualquier momento, pueden terminar haciendo estas cosas, porque están en la carne, aunque sea en forma de ley, siguen estando en la carne. En cambio, cuando uno vive en la verdadera gracia y en la libertad del Espíritu, no hay poder terrenal que mueva tu consagración. Es el puro amor de Dios. Y cuando tu carne es estimulada, no respondes con la carne, sino con el fruto del Espíritu:
“Pero el Espíritu Santo produce en nosotros este tipo de fruto: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!”
(Gálatas 5:22-23, NTV)
No es necesario colocar reglas o advertencias, porque siempre se va a responder con el poder de Dios ante cualquier situación de la carne. Finalmente entendemos también por qué en las iglesias carnales hay tantas reglas y normas para controlar la carne:
“Ustedes han muerto con Cristo y ya no están sujetos a los poderes espirituales de este mundo. Entonces, ¿por qué siguen cumpliendo las reglas del mundo, tales como: ‘No manipules, no pruebes, no toques’? Estas reglas son simples enseñanzas humanas acerca de cosas que se deterioran con el uso. Pueden parecer sabias porque exigen una gran devoción, una religiosa abnegación y una severa disciplina corporal, pero a una persona no le ofrecen ninguna ayuda para vencer los malos deseos”.
(Colosenses 2:20-23, NTV)
“Pues la ley no fue dada para la gente que hace lo correcto, sino para los que viven en contra de la ley y son rebeldes; los que son irreverentes y pecadores, los que consideran nada lo que es santo y profano, los que matan a su padre o a su madre o cometen otros homicidios, los que cometen inmoralidad sexual o practican la homosexualidad, los traficantes de esclavos, los mentirosos, los que juran decir la verdad pero mienten, o los que hacen cualquier otra cosa que contradiga la sana enseñanza”.
(1 Timoteo 1:9-10, NTV)
La única manera en que el carnal no obre en la carne es mediante la represión externa, dejando el interior sin resolver, preocupándose solo por la apariencia externa, como los fariseos. Esa es la razón de por qué Pablo comparte esa fuerte advertencia contra la carne en su forma de libertinajes y daños, en una iglesia donde el problema era la confianza en la ley para salvación. Al final, ambas cosas son poderes terrenales obrando y controlando. No es de extrañar que lo uno se mezcle con lo otro fácilmente:
“Mis hermanos, ustedes han sido llamados a vivir en libertad; pero no usen la libertad para satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa. Al contrario, usen la libertad para servirse unos a otros por amor. (…) Pero si están siempre mordiéndose y devorándose unos a otros, ¡tengan cuidado! Corren peligro de destruirse unos a otros”.
(Gálatas 5:13, 15, NTV)
Así que, hermano, si estás en legalismo, cuando toquen tus intereses o seas estimulado en tu orgullo o en tu cuerpo, caerás fácilmente en la otra cara de la carne…

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